UNA HISTORIA TRASCENDENTAL

Habían pasado dos meses desde que el coronel Enrique Peralta Azurdia derrocó al presidente Miguel Ydígoras Fuentes, cuando los ministros de Trabajo del hemisferio se reunieron en Colombia y discutieron cómo harían propia la Alianza para el Progreso que promovía el entonces mandatario estadounidense John F. Kennedy. Los funcionarios emitieron, ese mayo de 1963, la Declaración de Cundinamarca que recomendaba la creación de bancos que fomentaran el ahorro en los trabajadores, los protegieran de los usureros y atendieran sus necesidades crediticias.

Los ministros volvieron a encontrarse dos años después en Venezuela y aprobaron el Plan de Acción de Caraballeda. Renovaron su compromiso de crear instituciones bancarias, o transformar las ya existentes, para beneficiar a la fuerza laboral. De ahí que, el 1 de octubre de 1965, Peralta Azurdia emitiera un decreto, el 383, que dio vida al Banco de los Trabajadores. Guatemala se convertía así en el segundo país, después de Puerto Rico, en fundar una institución de esa naturaleza.

El Decreto 383 autorizaba un capital de Q2 millones, de los cuales el Estado aportaría Q500 mil y los trabajadores públicos y privados, el resto mediante la compra de acciones comunes que les serían descontadas de sus salarios, a razón de Q0.50 a Q5 mensuales, dependiendo del salario devengado.

Bantrab abrió sus ventanillas al público el 1 de enero de 1966. Peralta Azurdia emitió, ese mismo año, el Decreto 470 y amplió el capital autorizado a Q10 millones. Tres años después, en 1969, el Congreso lo incrementó a Q25 millones mediante el Decreto 21-69.

Los aportes de los trabajadores, que a la fecha suman los Q43 millones, dejaron de ser obligatorios en 1991. “Ese año se alcanzó el capital autorizado y la compra de acciones se volvió voluntaria”, explica Erbin Sagastume, miembro de la Junta Directiva de Bantrab.

El Congreso amplió por tercera vez el capital autorizado del banco mediante el Decreto 28-98 y lo fijó en Q200 millones. “Eso permitió la emisión de acciones preferentes que no otorgan derecho a voto y pueden ser adquiridas por cualquier persona”, añade Sagastume.

El modelo de negocios de Bantrab tiene sustento en el decreto que le dio vida. El Artículo 28 obliga a los patronos a constituirse como agentes retenedores, es decir, a descontar de los salarios de los empleados las cuotas de los préstamos que contraten. Esto permite que el banco cuente con una cartera sana, pues el 97 por ciento de los clientes está al día con sus deudas.

Bantrab adquirió Seguros Tikal y la Financiera Latinoamericana, absorbió el Banco de la República y, el 29 de septiembre de 2010, se convirtió en Grupo Financiero. Hoy la institución cuenta con más de 4,700 colaboradores, 181 Centros de Negocio y es el sexto banco del sistema.