31 Julio 2017

 

Entre los años 1930 y 1933, existió un famoso e inigualable transporte en el país, con el que solo contaban otros dos países en Latinoamérica, Brasil y Venezuela. Se trata del tren eléctrico que se desplazaba gracias a la energía que producía dela hidroeléctrica Santa María, construida con ese propósito a orillas del río Salamá.

 

Ruta antigua del tren

El tren tenía una ruta relativamente corta. Iba y volvía por el tramo de 45 kilómetros que separa San Felipe Retalhuleu de Quetzaltenango. Era un motivo de para el pueblo quetzalteco y para la región, que entonces se conocía como el Estado de Los Altos.

Para complementar la ruta del tren — que alcanzaba una velocidad de 40 kilómetros por hora — se construyó una brecha en el Túnel de Zunil.

La pieza musical “El Ferrocarril de Los Altos, compuesto por el maestro Domingo Betancourt, fue interpretada en marimba la fecha en que se inauguró el tren. Ese día, 30 de marzo de 1930, reinó la algarabía, momento que quedó plasmado en las líneas de la historia de Guatemala. La obra fue impulsada por el gobierno del presidente Manuel Estrada Cabrera, pero fue inaugurada por el de Lázaro Chacón.

El tren eléctrico representaba el desarrollo tecnológico y económico del pueblo quezalteco. Hizo prosperar el comercio y era un deleite para los usuarios. Lamentablemente solo funciono tres años. En 1933, una copiosa lluvia destruyó, casi en su totalidad, el tendido eléctrico y paralizó aquella obra de ingeniería alemana. El gobierno en turno decidió no apostar más por ella y no invirtió en su reparación.

Hoy del tren eléctrico queda el recuerdo en el corazón del pueblo quetzalteco y la estación central, que fue convertida en un pequeño museo que guarda algunas piezas del ferrocarril eléctrico de Los Altos.

 

Por Carmen Yela