Por Fernando Arango, catedrático de la Escuela Bancaria de Guatemala (EBG)

Para manejar su presupuesto familiar, las parejas necesitan desarrollar dos virtudes: orden y disciplina. Dentro de esta propuesta, es fundamental que consideren el ahorro como parte de su vida. ¿Por qué?, se preguntarán. La respuesta es que la solidez financiera se mide por el monto del patrimonio que se llega a tener con el tiempo.

Para lograrlo, la meta de ahorro debe ser superior al 10% de nuestros ingresos, hablamos de un 20% a un 25%. “Está loco”, me dicen en los cursos de finanzas personales que dicto, pero cuando hablamos de la estructura patrimonial que se debería tener para garantizar una vejez digna o cubrir una emergencia, muchas personas lo piensan dos veces.

La estructura debería incluir una cuenta de ahorro, un certificado de depósito a un año (mínimo), seguro de gastos médicos, fondo de pensión y seguro de vida con ahorro. De tal cuenta que del ingreso total siempre debemos destinar fondos a cada instrumento. Aunque adquiera solo un producto, debe mantener el mismo ritmo de ahorro.

La experiencia recomienda intentar llegar al 20% o 25% de ahorro, para alcanzar esos montos hay dos caminos: producir ingresos extras o reducir los gastos. La deuda no es mala, siempre y cuando genere ahorro. Es decir, se contrata una deuda, pero se ahorrará 2% o 5% más del ahorro actual. “¿Cómo voy a ahorrar contratando una deuda?”, pues reduciendo los gastos, con un presupuesto bien estructurado.

Un buen ejemplo es que en lugar de pagar la calcomanía del auto o la moto en julio reduciendo liquidez de un solo golpe, programe un ahorro para ese impuesto diluido en 6 meses (el mismo ejercicio puede utilizarse para los servicios del auto o la moto).

De esta cuenta notará que todo se circunscribe a orden y disciplina, entendido en que el primero es el “funcionamiento correcto de algo, en especial armonía en las relaciones humanas dentro de una colectividad”, y la segunda como el “conjunto de reglas o normas cuyo cumplimiento de manera constante conducen a cierto resultado”.

Ambos términos se abordaron al inicio del presente artículo como virtudes dentro de una relación de pareja, pero se utilizan al final como virtudes para un manejo coherente de las finanzas familiares. Por último, recordemos que no se trata de cuánto se gana, sino de saber administrar los ingresos para tener un presente ordenado y una vejez digna.

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16-8-2018